Carnaval de mi pueblo (1 de 3)

Allá viene el Pollo Pinto

Desde que Mercedes Balza se coronó como reina del carnaval de Zaraza en 1967, celebrar esta fiesta, que además es turística, se ha convertido en la celebración popular más importante de Zaraza, aquí en el estado Guárico. Son 5 días de completo bochinche, de muestra artesanal y artística. A continuación leerás una crónica del XLVI carnaval de Zaraza y descubrirás los perfiles de quienes año a año nos divierten en estas fechas. Esta es una serie de 3 mini crónicas. Vamos con la primera



JORGE AGOBIAN / @jorgeagobian

Todos los días desde cualquier lugar se escucha la voz del Pollo Pinto que va pasando por la calle, perifoneando, nombrando cuanto comercio usted pueda encontrar por el centro del pueblo.

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La brisa sopla con tanta fuerza que las hiladas y siempre coloridas bambalinas de la calle Comercio de Zaraza producen un sonido fastidioso. La calle no es calle, es gente. Gente con la cara pintada, con sombreritos, matracas. Algunos pasean envueltos en sábanas, telas de colores con flequillos, nalgas y senos ficticios. Cualquier cosa es posible: un hombre es una bolsa de harina Pan con precio de 25 bolívares, otro es un singular y añorado kilo de azúcar Montalbán. Un par causa risa por su atuendo por aquí, y más allá vienen otros.  Pero los que pudieran unirse y hacer una comparsa de una cuadra y media son los disfrazados de muñecos mutantes, los de batas negras y máscaras feas. A ellos perfectamente pudieran acompañarlos los que visten prendas de mujer y los infaltables locos con su bolsita de latas. Los disfraces nunca dejan de sorprender, son graciosos y pintorescos.

En la esquina del Banco de Venezuela, frente a la Plaza El Carmen, hay un tarantín con música llanera. No hay señales ni de humo ni de papelillos que adviertan que las carrozas vienen cerca, que el señor del carrito verde viene diciendo “Sí, señores. Esto es Zaraza en Carnaval” y que esa frase se repita infinitamente, que las ondas de su voz se pierdan en el aire y aterricen en el Río Unare.

En el punto llanero se presenta Rafael Quintana, el coplero, quien presuntamente tiene aspiraciones políticas en el pueblo. Suelta a todo pulmón unas coplas. Saluda a la gente y todos gritan. La frase cliché parece ser “el carnaval de Zaraza es el mejor”, a la que todos responden con brincos, gritos y aplausos. Está prendida la parranda en esta esquina, pero más allá, hacia la Plaza El Médano, la gente también está animada. Y por la calle Bolívar ni se diga, en esa licorería que se hizo famosa en estos días: carros desde los más chiquitos hasta los más grandes con sonidos retumbantes, potentes. Y la gente baila que baila, toma que toma, ríe que ríe. Una gozadera. Así es Zaraza cuando llega carnaval.

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Allá viene Aguido Felipe Pinto, pero casi nadie lo conoce por ese nombre. Mejor: Allá viene el Pollo Pinto. Desde hace 35 años le abre paso al desfile de carrozas con su carrito verde, viejo pero vivo. Este vehículo ha soportado lluvia y sol desde hace unos cuantos años, y puede andar solo por las calles de Zaraza, sobre todo por la Calle Comercio, la Bolívar y los alrededores de la Plaza El Médano, si lo encienden y lo empujan.

Posiblemente en alguna oportunidad crearán una carroza alegórica a este carro tan popular aquí en Zaraza. Tendrían que hacer una estructura no muy grande y pintarla de verde, exceptuando el capó que es gris o blanco, o verde con gris y blanco. En el vidrio deberán colocarle una etiqueta amarilla que diga “Publicidad Pinto” y arriba montarle una base de hierro con unas cornetas. Con pintura roja tienen que hacerle un raspón del lado derecho, y además simularle un golpe no muy fuerte producto de un choque. Lo mismo tienen que hacer en las manillas de las puertas. Hacer el carro verde de Aguido no es muy difícil. Lo que no es tan sencillo es representar su papel.

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Aguido no es de Zaraza, pero llegó hace mucho tiempo proveniente del estado Anzoátegui. Antes de llegar a Zaraza y tomar la idea de crear su negocio de publicidad ambulante, limpió zapatos y vendió periódicos. Ahora pasa todo el día perifoneando por el pueblo y hasta tiene su propia agrupación musical. En carnaval es como un numerito de lotería ¡impelable! Su carro es la frente del desfile que inaugura el carnaval y la de los desfiles de domingo, lunes y martes. “¡Allá viene el Pollo Pinto!”, dice la gente. Desde lejos se le reconoce por la luz amarilla, tipo sirena, que le adaptó al latón verde superior del carro. Y su voz es inconfundible. Viene apartando a la gente, pidiendo permiso, educadamente. Viene invitando a que cuiden a los niños, que los agarren de las manos y no los suelten. Y otra vez dice “Sí, señores. Esto es Zaraza en carnaval”.

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Siempre luce una guayabera, o en su defecto, una camisa mangas cortas abierta hasta el tercer botón. En el pecho cae una cruz, en su mano un reloj color bronce y en su dedo un anillo que lo compromete con su esposa y sus tres hijos. Cuando se presenta con su grupo Pasión Show, sus manos charrasquean un instrumento cilíndrico, de hierro, lleno de ranuras en su superficie, la popular charrasca. Y su voz entona las más populares canciones: raspacanillas, merengues campesinos y otros ritmos tropicales. Nunca falta en su repertorio la guayabita madura, y la sonada carta final del grupo Armonía 10: “Adiós, mi amor, adiós mi bien, le ruego al señor que seas feliz”.


Foto cortesía Aguido Pinto

Si se le echa un vistazo al interior del carro del Pollo Pinto se pueden observar unos asientos de tela, de esos viejos. No impecables pero no sucísimos. Sobre el tablero tambaleante se encuentra una pauta de publicidad, eso que él debe decir durante el desfile. El micrófono de Aguido ha recibido ciento de ondas sonoras que se expanden, como todo canal, a través de las dos cornetas que lleva arriba del carro. “¡Ánimo, Zaraza!”, dice cuando está frente a la Plaza El Carmen. Les da la bienvenida a los turistas, que por los gritos, hacen notar que son bastantes.

Y se va el Pollo con su carro y más atrás vienen las comparsas. Pero delante de él, siempre está César Augusto Gómez, el popular Chivín, el Rey Momo vitalicio de Zaraza, un personaje zaraceño, ícono del carnaval de Zaraza.

Leer parte 2 de esta serie de crónicas: A Moisés Rodríguez no le gusta el carnaval Leer


 





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